domingo, 2 de mayo de 2010

EL ÚLTIMO FOTÓGRAFO DE KABUL

MIA MUHAMMAD/FOTÓGRAFO DE LA CALLE EN KABUL
                                                                                                Un fotógrafo, único, ejemplo de lo que fue la fotografía a pie de calle, en la capital afgana, va cargando con todo su equipo: líquidos y papel de revelado. La era digital invade las tiendas y el tercer mundo. Un cliente dice: “Una foto digital es mejor, pero estas son más baratas, cuestan 21 centavos. Sin embargo una foto digital me costaría casi 1 dólar ". Pero Muhammad tiene los días contados. Sólo le quedan cuatro cajas de un papel fotográfico, casi imposible de encontrar ya, mientras los estudios digitales se enorgullecen de traer la modernidad.

Dice Muhammad:Estoy muy triste. Se necesita tiempo para acostumbrarse a las nuevas cámaras sobre todo si eres analfabeto como yo. Conozco el funcionamiento de estas cámaras, como la mía, perfectamente.”, habla sin mirar a la cámara, sus ojos son tristes viendo morir su trabajo, su vieja máquina, compañera de vida, absolutamente remendada y con un gran desconcierto, sin entender todavía que máquinas son esas, que vienen de no se donde y que sin trabajo alguno cuestan más dinero.
                                        
He quedado reflexionando ante esta situación, cuando precisamente andaba detrás de alguien que manejara estas cámaras analógicas y autenticas joyas artesanas de la fotografía. El consumismo vence a la magia, al saber esperar, a la belleza del momento. Mientras la analógica puede resolver tranquilamente la falta de ordenador, de luz, y no necesitar tanta inversión ni artilugio, que exclusivamente va dirigido a un consumismo borreguil, la pixelística como yo la llamo es tan indefensa que necesita constantemente de un engranaje general de sistemas. La pila que dentro de nada ya no se fabricará y solo vale para el modelo de cámara en cuestión, además es necesario una memoria, un ordenador o un lugar fisico donde poder ver el resultado. Ahora en estos momentos estoy en la tesitura de volver con fuerza y subsistencia a la analógico, despues de haber pasado como todo el mundo por cámaas subidas de precio y de marcas. He llevado mil disgustos con una memoria perdida, un cd que se ha estropeado, un almacenamiento de material olvidado entre las sábanas de un hotel de Portugal, despues de dias de trabajo y de recorrer kilómetros, y el no va más el despido voluntario del propio ordenador y un virus asociado que se cargó absolutamente todo. Por ello, me dije que mi recorrido iba a ser seguro de nuevo. Cargas con mis viejas analógicas, escanear los negativos, pero indiscutiblemente conservar al menos el soporte físico de siempre. Como Muhammad, también estoy triste por él, por todo lo que perdemos y la necesidad de luchar por mantener el gusto analógico.